El origen de las brujas se remonta a las primeras eras de la humanidad. Son aquellas mujeres que aprendieron de la naturaleza, y tienen el “don” para manipularla. Las guían sus propios deseos y acciones, raras veces las motiva ayudar a los demás. El origen del “don” se encuentra al igual que con los brujos en relaciones de hombres o mujeres con seres de otras esferas, (dioses, diosas, ángeles, demonios, genios, hadas, …) es por ello que se les tiene miedo, ya que su presencia implica muchas veces la cercanía del progenitor mágico. En algunas culturas cuando nacían mujeres pelirrojas, o el saco vitelino que envuelve a los niños no se ha roto al ocurrir el parto, eran signo de que se trataba de futuras brujas.
CLASES DE BRUJAS
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Macbeth y Banquo con las brujas. Theodore Chassériau |
Un segundo grupo son aquellas mujeres que por edad ya no son actas para tener hijos, por ello se pueden dedicar a mezclar pociones y ser parteras; tienen también una posición variable en la historia, pueden hacer el papel de alcahuetas en el cuento, pero tratan en todo caso de salvarse ellas primero. En este grupo podemos encontrar también a la bruja de Blancanieves con sus venenos y pociones de transformación. Este grupo explica la iconografía tradicional de las brujas, como viejas mujeres ancianas y repulsivas.
La tercera bruja, y quizás la más peligrosa si es un enemigo, es la hechicera; aquella que no se limita a pociones sino que tiene poderes sobrenaturales con los que puede controlar los elementos. A estas brujas se les asocia la capacidad de volar sobre escobas. Carmelo Lisón difiere sobre este tercer tipo de bruja y propone diferenciar entre «brujas» y «hechiceras». Las primeras habrían desarrollado su actividad en un ámbito predominantemente rural y habrían sido las principales víctimas de la cazas de brujas en los años 1450 a 1750. En cambio, las hechiceras, conocidas desde la antigüedad clásica, habrían actuado en la ciudad. Según este antropólogo español la diferencia se basa en la relación que mantienen una y otra con el poder oculto y maligno, con el poder demoníaco. La hechicera invoca y se sirve del poder demoníaco para realizar sus conjuros, mientras que la bruja hace un pacto con Satán, renuncia a su fe y rinde culto al diablo. Una de las brujas más conocidas de este tipo es la gran "Baba Yaga" (podéis ver el cuento pinchando sobre el nombre de la bruja), y que a diferencia de sus compañeras volaba por los cielos en un caldero y su cucharón, como si se tratara de un bote de remos y vivía en una casa que tenía patas de gallo y que nunca mostraba la entrada a los que se cruzaban en su camino, En Escocia, destaca la tuerta y caníbal “Annis la negra” y se la distingue de otras ancianas por su piel azul y su único ojo penetrante.
MITOS DESDE LA ANTIGÜEDAD
Al comienzo de la Edad Media, Clodoveo I, rey de los francos, promulgó la llamada Lex Salica condenando a las brujas a pagar fuertes multas. Y en lo que respecta a Carlomagno, su código de leyes establecido entre los años 780 a 782, contemplaba la prisión para los adeptos a la brujería.
Puesto que generalmente se asocian Edad Media con las brujas y con las brujerías, y ello no es arbitrario, no es de extrañar que los siglos XVI y XVII fueran los que sufrieron las persecuciones más horribles y numerosas. Anteriormente, se consideraba que los brujos eran tanto hombres como mujeres, pero con el nuevo tiempo, los procesos de brujería fueron casi exclusivamente en contra de las mujeres.
La «caza de brujas» conoció dos etapas álgidas : la primera entre 1480 y 1520, y la segunda entre 1560 y 1650. No obstante lo señalado, corresponde aclarar que la « imagen estereotipada» de las brujas se fue conformando poco a poco entre los años 1400 y 1450, y que las últimas persecuciones y los últimos procesos recién concluyeron hacia el fin del siglo XVIII y principios del siglo XIX.
Historiadores e investigadores estiman hoy día que el número de víctimas se situó entre 50.000 y 100.000, contando tanto los condenados a la hoguera por los tribunales de la Inquisición.
A partir del siglo XIX, las brujas son presentadas desde una óptica relativamente más favorable y como menos peligrosas que antaño.
LA INICIACIÓN DE UNA BRUJA

PRÁCTICAS ATRIBUIDAS
Pacto con el diablo
Hacia el fin del siglo XV, numerosos europeos instruidos creían que las brujas existían, y que ellas corrientemente practicaban actividades diabólicas, como por ejemplo la magia negra o el mal de ojo. En esa época, esas personas creían pues que todas las brujas o casi todas ellas hacían un explícito pacto personal con el diablo, y que este pacto o acuerdo personal con el propio Satanás, daba a la bruja en cuestión el poder de desarrollar maleficios, permitiéndole entrar al servicio del maligno.
Sabbat
Estas fiestas eran organizadas en honor del « Dios Cornudo» de la fecundidad y de la naturaleza (encarnado por Dioniso, Pan, Lug o Lugh, Cernunos, o Mithra). Las fiestas se acompañaban de libaciones, de danzas, y de orgías sexuales, con el fin de estimular la fecundidad de las tierras.
Es a partir de la Edad Media, y por reacción de la Iglesia católica, que este « Dios Cornudo» comenzó a ser considerado el propio Diablo llamándolo Satanás o Lucifer, y que a su vez los eclesiásticos re-bautizaron como Verbouc. Y fue por contra-reacción a las represiones y persecusiones de la Iglesia católica que, según el análisis de Jules Michelet, el sabbat pagano se sustituyó por y se transformó en la misa negra.
Noche de Halloween
La fiesta de Halloween tal como se la vivía hace ya diez siglos, se realizaba coincidiendo con el año nuevo celta, y era una fiesta pagana que respecto de nuestro calendario se celebraba el 1 de noviembre. Por cierto era una fiesta importante en los países celtas, pues era la fiesta de Samhain, dios de la Muerte.
Se creía entonces que la noche precedente al 1 de noviembre, los espíritus de los muertos aparecían y se mezclaban con los vivos, así como «con todos los espíritus de los lugares sagrados, con los enanos obreros y los enanos oscuros, los gnomos, los lutines, las hadas, y también con los demonios más negros surgidos del infierno». Era para conjurar y alejar estos sortilegios, que los antiguos tenían costumbre de hacer grandes fogatas, y junto a ellas danzar, reír, gritar, con el fin de así vencer sus propios miedos.
Se creía que en el curso de esas noches especiales, las brujas montaban a horcajadas en sus respectivas escobas, hechas de madera de retama, y untadas con un ungüento compuesto de diversas y particulares plantas.
Vuelo de brujas
Se suponía que las brujas se reunían periódicamente para juntas entregarse a numerosas blasfemias y a otros juegos maléficos. Las nombradas debían acudir rápidamente hacia los lugares de reunión, que en general se escogían en lugares apartados. Y era suposición generalizada, que las brujas utilizaban el poder del diablo para desplazarse rápidamente. En resumidas cuentas, las brujas se desplazaban volando, o bien se dejaban transportar por una ráfaga de viento, o bien viajaban en el espacio y el tiempo por el solo efecto de sus poderes mágicos. En ciertos casos especiales, las brujas se servían de un ungüento mágico para poder volar. Pero la creencia más extendida, era que las brujas utilizaban una escoba para ir volando de un lado a otro. También se admitía que ellas se apoyaban en animales mágicos para desplazarse con ellos o sobre ellos, o bien que el propio diablo directamente las transportaba. En la cultura popular, la escoba era y es un atributo de actividades femeninas, y su utilización por parte de las brujas, naturalmente inducía a pensar que ellas eran mucho más numerosas que los brujos.
Por lo general se creía que las brujas volaban de noche, con frecuencia con luna llena, pues ambas, luna y bruja estaban relacionadas entre sí. Esta idea posiblemente se remonta al culto de Diana. Los fieles a la diosa Diana, la deidad romana de la Luna, creían que ciertas mujeres podían volar las noches de plenilunio, cuando Diana estaba presente, y esa capacidad la desarrollaban utilizando una droga con base en un ungüento.
Bestiario y metamorfosis de la bruja
Las brujas vivían rodeadas de sus animales favoritos, los que las servían aportando ciertas y determinadas ayudas mágicas. Esos animales (el gato negro, el cuervo, el sapo, la araña, la rata, la liebre) tenían en común con su dueña, de ser temidos y mal queridos, ya que en muchos aspectos eran fiel reflejo de la bruja misma.
Con forma de liebre, las brujas tenían costumbre de reunirse en congreso. Y la rapidez que esa forma les ofrecía, les permitía escapar con más facilidad de posibles perseguidores. Las orejas grandes de esos animales también eran una ayuda preciosa, para espiar de lejos sin ser percibidas. Y una pata de liebre era considerada como una especie de amuleto, y prueba de que una bruja había quedado manca, y por tanto privada de sus poderes.
El búho con frecuencia también ha sido asociado con las brujas, porque es un animal nocturno, con grandes ojos para espiar, y con capacidad de emitir gritos escalofriantes, presagio de acontecimientos funestos.
Los citados animales servían de compañía a las brujas, que generalmente vivían solas y sin familia conocida.
Brujas y niños
El círculo mágico. John William Waterhouse |
En Rusia, en Polonia, y en República Checa, según las leyendas, brujas de noche llamadas notchnitsa, solían deslizarse durante las noches en los cuartos de los niños de pecho, para pellizcarlos, morderlos, e incluso chuparles sangre. Pero si en esa situación un adulto intervenía, las nombradas desaparecían como por encantamiento.
Hasta aquí la entrada sobre brujas... Espero que tengáis una feliz noche de Halloween... Yo estoy de puente, así que la alegría es doble. Besos de colores para todos!!!